Absolutamente nadie sino más bien su temor y también ignorancia de si misma es lo que le hace suponer que esos hombres viejos, feos y corrompidos son sus amos. A ellos no vale la pena ni mirarlos pues en su degeneración son aproximadamente impotente, no tanto en lo fisiológico sino sobre todo en lo psicológico.
Aprende a ser afable con el otro
