Una de las razones por las que se puede reaccionar violentamente ante una infidelidad es la mofa. Si, piensa uno que la persona se está burlando de uno ó que la gente ya los vio y se estará riendo de tu situación. Esta forma de pensar, puede llevarte a tomar decisiones catastróficas.
Uno de los conceptos erróneos más comunes es que solo las mujeres tienen un punto G, pero los hombres también. ¿Entonces donde esta? Es la glándula prostática, una glándula con la manera de una nuez que contiene prácticamente la mayor concentración de líquido.
En más de una ocasión hemos escuchado en el lenguaje de la calle: mira, aquella conoció un tipo y revivió, se ve que está gozando de la vida sexual. De hecho, ya no va más al siquiatra o bien al psicólogo, no solo eso, si no que no toma más medicación. ¡Más claro échale agua!
Siguiendo por la espalda y en el lado que coincide con la situación del corazón, encontramos otra cavidad que puede relajar el corazón si la tratamos con suavidad o paralizarlo si lo hacemos con dureza.
Lo fantástico de los clímax del punto G es la intimidad que sentimos con nuestro compañero. No hay mayor cercanía física que en el momento en que un hombre está físicamente dentro de una mujer, los dos respirando juntos, con los corazones abiertos y las psiques unidas.
El componente es PRESENCIA. PRESENCIA significa estar en el instante y no preocu de nada mas que pueda pasar. No solo es que tu estés en el momento, es que ELLA también este en el momento. PRESENCIA también significa que todo cuanto vas a estar pensando es… nada!
El narcisista es capaz de desconectar de sus valores morales, y no sentir remordimiento por maltratarte y hacerte daño. (no es que no sepa que te lo hace, si no que es capaz de guardar ese sentimiento en un divido a fin de que no le duela y así continuar haciéndolo).
Si todo esto te da una vagancia que te mueres, deja de preocuparte, insisto en que no es vital para que llegue tu amor. ¿Lo facilita?, ¿te hace sentir mucho mejor contigo y con la vida? Sí, pero puedes pasar sin ello.
Mi vida. El último fue hace ocho años, en el metro de Barna, a las nueve de la mañana. Vestía traje y corbata y su cara me era familiar. Llevaba la gabardina sobre las piernas, tapando sus manos. Mas no me imaginaba lo que hacía.
Después de Beato Tomás el camino se aleja de la costa y se sube al monte, montecillo de pinares recoletos en donde se abren pequeños espacios dedicados al trigo o bien a la cebada. Un paseo apacible que termina por descender al mar en cala Galdana.
