¿Recuerdas lo que afirmamos sobre miradas prolongadas, olores atractivos y besos suaves antes? Las mujeres no se encienden como un interruptor de luz. Acéptalo, sí, y es difícil comprender por qué no lo hace asimismo. Bueno, es porque es una mujer, y así es como es. Tienes que jugar en su campo, así que aprende y prosigue las reglas. Las más valientes quien probar, quieren ver si están a la altura para domarte y anotarse ese éxito, o bien para que te enamores de ellas y de cazador pases a cazado, o simplemente les pones, pues te ven triunfador. Deseamos lo que funciona. ¿Deseas probar a ajustar tu práctica sexual a las franjas horarias que Paul Kelley recomienda en su estudio para la gente de tu edad? ¿Quieres comprobar hasta qué punto a esas horas, exactamente, el sexo es más agradable y satisfactorio? Hazlo. Nunca está de mal probar determinadas experiencias, de forma especial cuando dichas experiencias tienen que ver, directamente, con el placer. Eso sí: si se te presenta la ocasión de disfrutar del sexo en una franja horaria diferente a la que Kelley aconseja para los que tienen tu edad no se te ocurra desperdiciarla. Decirle que no a un polvo por atender a los mandamientos de los ritmos circadianos es decirle que no a la vida. Y a la vida no se le puede decir que número
Cuando intente estas técnicas avanzadas, tenga cuidado de no presionar a usted ni a su pareja, o bien de rendirse y decepcionarse por el hecho de que no ha sucedido de la forma que pensaba. Recuerde: siempre y en todo momento hay retos en la vida, siempre y en todo momento hay problemas por resolver. Es exactamente lo mismo con tu amor. Mientras prueba estas técnicas para conseguir clímax más profundos y más largos, piense en ello como de su viaje juntos cara lo excepcional y diviértase. El novio baja con una camisa o camiseta encima del bañador y come y bebe mucho. lleva puesta la de arriba del bikini y un pareo tapando la de abajo. Lleva puestas gafas de sol, un gorro o bien pamela y un texto. No una gaceta recién comprada en el aeropuerto, no, un texto pues ella sí sabía lo que iba a pasar y que precisaría lectura en su luna de miel. Después de desayunar, la novia se tumba al sol o a la sombra a leer, se toma un cóctel y se lanza a la piscina como un poseso y se hace más largos que un loco… a fin de que el agua fría le baje el calentón y para que su cuerpo agotado le deje irse a dormir pronto y no meditar en que esa será una noche de ayuno involuntario.
No soy una buena persona, no merezco al otro
El mejor estilo, agradable para la mujer, que el 9.9 de cada 10 mujeres prefiere es un cabello profesional, limpio, limpio, sin peinar, sin teñir y sin rociar. Eso dice: No soy asequible, demasiado vano, ni estoy demasiado preocupado por la opinión de un grupo sobre mí. Tengo éxito y me preocupo por mi aseo. En esta poca tan especial, la mujer tiende a enseñarlo todo para que cada cual saque sus conclusiones sobre la mercancía. Y, en el fondo, cuanto más se desnuda una mujer, más se oculta dentro de su cuerpo, donde es fama que encuentra compañía en sus pasiones profundas y en su imaginación. La desnudez pública no deja de ser un vestido más (vaya al Anejo I), una forma de emitir perturbadoras señales sexuales que llamen la atención de los más receptivos. Luego, nada, claro: el desnudo es un vestido sicológico. ¿Tendrá la no educada tendencia a ser sumisa, hogareña, y fiel al esposo?; ¿te merece confianza? O bien, ¿prefieres a la profesional por el hecho de que consideras que su nivel académico te garantiza el éxito conyugal y mejor relación con tus amistades y familiares? Afirmemos algo sobre estas 2 categorías de mujer. Con tal finalidad sorbió, lamió, chupó, succionó, meneó aquella carne que se empecinaba en un desfallecimiento que parecía irreversible mientras la mente de él comenzaba a transformarse en un carrusel en el que viraban, a ritmo frenético, imágenes de un tiempo que creía olvidado y que parecía estimar volver con toda su fanfarria de inseguridades y temores. Todo lo que había quedado atrás cuando conoció a su mujer volvía recrudecido por el sentimiento de culpa que le embargaba al tener la polla metida dentro de la boca de aquella extraña. Procuraba excitarse aferrándose a alguna imagen que le resultara singularmente excitante y desde el baúl del pasado regresó la de su mujer una noche de múltiples años atrás. Habían cenado con unos amigos y, bien fuera por las copas, bien por el influjo sensual de una primavera recién estrenada, habían vuelto a casa incendiados de deseo. Si no se follaron en el ascensor fue por el hecho de que vivían en un primero y no tuvieron tiempo más que de desabrocharse los pantalones. Entraron en casa con ellos prácticamente por las rodillas. Lo primero que encontraron fue el sofá. tiró de sus calzoncillos cara abajo y con un hambre desconocida se metió la polla en la boca. La succionó fuerte, con ansias, tal y como si de golpe y porrazo quisiera extraer de ella toda la leche que contuvieran aquellos testículos congestionados de placer. sintió que no iba a poder contenerse, que se iba, que se iba, y cuando apenas le quedaba ya nada para correrse hizo lo que siempre y en todo momento habían hecho en esos casos: con la punta de los dedos dio dos o bien tres golpecitos suaves en la quijada de ella. ya conocía esa contraseña. Sabía que, cuando él hacía aquel ademán, era porque ya la ebullición se había apoderado de sus testículos y en apenas unos segundos aquella polla embrutecida de deseo se iba a poner a lanzar su escupitajo de semen. Era entonces, en aquel instante de imposible retorno, cuando retiraba su boca y, con la mano, terminaba la faena que los labios habían empezado.
Es nuestro sitio, nuestro castillo en el paraíso
Las esposas BDSM (y más si son de acero) resultan vistosísimas y añaden un componente fetish que puede resultar muy excitante para quien las use. Después de todo, lo que se logra con las esposas puede conseguirse también con una cuerda o una cinta. Mas las esposas son las esposas. ¿Te puedes imaginar interpretando el juego de rol del policía y la ladrona (o el de la policía y el ladrón, que en esto, como en tantas y tantas prácticas sexuales, tanto monta como monta tanto) con una simple cuerda de algodón? Perdería, sin duda, gran parte de su glamour. A la mayoría de las mujeres les encantaría tener un marido que la ame, la honre, la adore y la obedezca. Las chicas jóvenes sueñan con un Príncipe que viene y la trata como a una Reina. ¿Qué mujer no desearía que un hombre enfocara su energía y su atención en ella todo el tiempo? Un hombre que la mimaría, le daría masajes en los pies y el cuerpo, y que obtendría más placer por agradarla que por recibir placer él mismo. Para introducir bolas, deslice sus testículos a través del anillo uno a la vez y luego doble el pene cara abajo, insertando la cabeza del pene a través del anillo (tal y como si enhebrase una aguja). Sujete la cabeza del pene y tire de ella hasta el momento en que el anillo esté cara su cuerpo.
Fue en esa época, precisamente, cuando Bigas Luna empezó a pintar y a reflejar en sus pinturas su personalísimo estilo. Fue tras esta inmersión en la pintura (arte que ya no abandonaría en toda su vida) cuando el director de cine barcelonés, que había efectuado distintos trabajos como fotógrafo para la moda y la publicidad, se empezó en la realización audiovisual. Entre 1974 y 1977, Bigas Luna firma una serie de cortos y documentales entre aquéllos que podemos destacar Coctel internacional y Con soltura. Competición entre machos, intento de probar que se está sexualmente liberada, ganas de ser mayores ya antes de tiempo, necesidad de aceptación social… factores como estos intervienen en las motivaciones que puede tener un o bien una adolescente para jugar al juego del muelle. ¿Las consecuencias? Pueden ser múltiples (y prácticamente ninguna positiva) tanto para las chicas para los chicos. Estos pueden tener, con el tiempo, inconvenientes de erección y de control de la eyaculación. s, por su lado, pueden llegar a desarrollar algún grado de vaginismo. El practicar sexo sin que exista excitación ( y en el juego del muelle, por sus propias características, no existe esa estimulación previa necesaria para que exista lubricación) provoca que, en mayor o menor grado, la vagina se contraiga. Dicha contracción vaginal puede hacer que, en el instante de la penetración, se produzcan desgarros y heridas de mayor o menor consideración.
No precisas saberlos todos
En el momento en que una mujer se relaja consigo misma, la aventura para un hombre es igualmente importante. Un hombre solo precisa dos experiencias para confirmar la naturalidad con que la energía masculina responde a la presencia de una pasividad complementaria: el enorme placer que se encuentra siendo bienvenido, recibido, absorbido y expandido mediante la mujer. Por fallo, el hombre ha ayudado a hacer que la mujer sea más masculina por medio de su insistencia en la emoción. No obstante, irónicamente, la obsesión sexual del hombre es una búsqueda de esta experiencia tan dinámica en la que su energía sencillamente se mueve a través de él, atraída por una fuerza igual y opuesta, y ambas se cumplen.
Dale un cosquilleo de cereza. Cosquillee su clítoris o pezones con un tallo de cereza. Tenga cuidado de que los extremos no estén demasiado afilados. Para un toque auxiliar, sumerja el tallo en chocolate o bien licor de antemano y después lave el indicio que deja atrás. Avance veloz a aproximadamente 3,000 BCE, cuando los griegos tenían relaciones íntimas por todas s. Uno pensaría que en una sociedad llena de erotismo del mismo sexo, las mujeres disfrutarían de un tanto más de libertad, pero se equivocarían. La sexualidad femenina existía (lo que es algo, supongo), pero se creía que era peligrosísima, un fenómeno que, si no se controla, podría hacer que las mujeres arranquen a las extremidades de los hombres en su búsqueda para saciar su lascivia desmandada.
Prácticamente demasiado, me temo. ¿Cómo demonios uno empezó a seleccionar? El surtido era robusto y también inalcanzable. En medio de la rebosante selección de juguetes fálicos, no podía concentrarse ni en uno que él pensara que podría captar Elizabeth, ya sea estéticamente o bien sexualmente. La satisfacción sexual y el placer son de nuestros derechos sexuales. Lamentablemente, aún la investigación a este respecto no abunda. Una de las personas que han aportado en este campo es la psicóloga canadiense Peggy Kleinplatz, quien para evitar presiones y expectativas irreales se plantea el estudio del Sexo óptimo. En uno de esos periodos en que estuve soltera tuve la buena suerte de conocer a un tipo que manejaba una web swinger y quizás debería decir que desde ese encuentro hay un punto de inflexión. Porque me dejó ir a esos lugares, por esa temporada sólo a fisgar. Fui una silenciosa y tímida mas entusiasta testigo de tríos, orgías y tuve por ahí algún encuentro con una pareja de casados que la verdad no gocé mucho. En por el hecho de que los paradigmas maternos habían hecho bien su trabajo con eso del cinturón de castidad y en pues más bien me sentía como una niñita mirando mediante la cerradura, tomando nota de eso que eran tan nuevo para mí, sin aún tener el impulso de entregarme por completo a la experiencia. Mas por lejos lo que más me impresionó fue ver a mi amigo de la página web y a su esposa, profesarse un enorme amor y al mismo tiempo darse permiso mutuo de coger con otros sin escándalos, ni reproches, sino al contrario, se incitaban mutuamente, los veía contentos, sonrientes, tal y como si viniesen de vuelta de un largo viaje por algún lugar paradisiaco. Otro knockout a mis paradigmas.